Aportes nutricionales

Muchas de estas plantas presentan una calidad nutricional sobresaliente, algunas de ellas son incluso consideradas “súper alimentos”.
La verdolaga, por ejemplo, es una hortaliza que presenta un enorme contenido de omega 3 y omega 6 en sus hojas. El análisis nutricional de las hojas en base seca comprueba que la ortiga (20,9 mg/100 g), el bledo (37,5 mg/100 g) y la verdolaga francesa (15,1 mg/100 g) tienen mucho más hierro que el brócoli (6,6 mg/100 g) y la remolacha (2,1 mg/100 g).

La guasca y la hierba mora, a su vez, tienen más fósforo (840 mg/100 g y 590 mg/100g respectivamente) que la coliflor (728 mg/100 g) y el ajo (465 mg/100 g). En relación al magnesio, la verdolaga francesa es mucho más nutritiva, con 2100 mg/100 g, que la propia espinaca (1366 mg/100 g).
En términos nutricionales, las PANC silvestres se destacan, ya que, por crecer espontáneamente, su organismo se encuentra en óptimo funcionamiento, siendo capaces de extraer y procesar los nutrientes con mucha eficiencia, generando excelente calidad nutricional (siempre y cuando estén en zonas sin contaminación).

Aparte del valor nutricional, muchas de las PANC presentadas en esta guía tienen un valor medicinal, siendo consideradas plantas nutraceúticas, que previenen y curan enfermedades de los humanos. Como ejemplo podemos citar el nastuerzo, que tiene potencial antinflamatorio comprobado por la ciencia, así como por los usos populares. Es verdad también, que otras carecen de estudios sobre su composición química y digestibilidad, de manera que, en cualquier momento podemos descubrir un súper alimento en la vereda de nuestra casa.
Cultivo
Las PANC por lo general son plantas rústicas, que crecen fácilmente y no demandan muchos cuidados agrícolas, su cultivo no implica muchos gastos. Esta misma rusticidad, hace que la mayoría de las PANC no presenten problemas de plagas y enfermedades (a menos que sean sembradas en sistemas de monocultivo), siendo entonces, plantas además de más baratas de producir, más saludables para consumir.

Otra inmensa ventaja de cultivar las PANC, es la facilidad de reproducción de gran parte de las especies. La mayoría de ellas producen alta cantidad de semillas (como por ejemplo la guasca), o se reproducen de manera vegetativa, por rizoma, estaca, bulbo, como es el caso del yacón y la falsa Jamaica. Esta facilidad de reproducción confiere al productor/a independencia y soberanía y es un ahorro a la hora de hacer un nuevo sembrío. Además, una de las principales ventajas de producir nuestra propia semilla es la oportunidad de poder adaptar los cultivos año tras año a las cambiantes condiciones climáticas y sobre todo poder compartir las semillas con los vecinos/as y así poder aportar directamente en la construcción de una cultura alimentaria más diversa.

Producir y consumir las PANC nos lleva, poco a poco a un rescate de la historia alimentaria de una zona, al desarrollo de una cultura por atrás del alimento y a la diversificación de nuestros jardines, patios y cultivos. El rescatar y generar historia de nuestra alimentación nos hace más sostenibles y robustos para enfrentar los constantes desafíos y cambios de la vida moderna.

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